domingo, 4 de abril de 2010

"El Escritor", de Roman Polanski.

Prubín el Ewan, que ni siquiera tien nome y ta ahí tou feliz con sus hojines y su copina de champán.

"The Ghost Writer", que en español recibe el nombre de "El Escritor", es, probablemente, la mejor película que un servidor ha podido ver desde hace muchísimo tiempo, al menos en cines. En el último año y medio, me parece que solo "Shutter Island" y "Malditos Bastardos" se acercaron a las sensaciones que me ha causado esta película, e insisto en el verbo utilizado: Acercar. Siendo claros, "El Escritor" va a formar parte de la larga lista de películas favoritas de antes y después. A mi es muy fácil seducirme brevemente, pero impresionarme de la forma que me ha impresionado "El Escritor" ya es más complicado.

La trama puede explicarse con rapidez. Un primer ministro británico va a publicar sus memorias, y después del fallecimiento de su primer "negro", contrata a nuestro protagonista para que las termine. A partir de ahí se inicia una historia de suspense y conspiraciones extremadamente paranoica e inquietante, pero no por ello carente de humor. Una película que goza de tantas virtudes que se encumbra como una de las mejores películas de los últimos años y sin duda la mejor película de este 2010.

Y es que, para empezar, la película está rodada con mano maestra. Polanski demuestra porque tiene un nombre entre los más grandes del cine a lo largo de toda la película. Todos los planos elegidos son de una sobriedad notoria, viéndose con facilidad el nivel de intencionalidad y planificación en cada segundo del metraje. El continuo uso de los primeros planos, la sensación de claustrofobia en las tomas de paisaje, vacío y desolador, el uso del gris en casi toda la película... Todo rezuma cuidado y dedicación. En especial hay que destacar los dos planos finales con los que se cierra la historia, el paseo de la nota y el del taxi en el exterior, que se convierten automáticamente en ejemplos de cómo hacer cine para cualquier director, amateur o profesional. Espectaculares.

También hay que mencionar los continuos homenajes que se permite la película, a Hitchcock en varias ocasiones (al menos me ha recordado a "Vértigo" y "Con La Muerte en los Talones") y a anteriores películas del bueno de Polanski, como "Chinatown" o "La Semilla del Diablo". En el caso de Hitchcock se hace aún más evidente en el contexto de la película, en el uso de la banda sonora, e incluso en la temática y como está llevada.

Pierce "Tonyblair" Brosnan y su esposa en la ficción, Olivia "Quepenaquenoestébuenaynopuedaserrealmentefamosaenhollywoodyaquesoyunaactrizdelcopón" Williams

Y si alguno cree que es solo una cuestión de dirección, que se vaya olvidando. El guión es magistral. Sencillo, sí, pero tan sutil, tan sorprendente, tan bien llevado, que hace que una historia simplísima revierta en un guión de los que hacen época. Desde ese desconcertante inicio sin diálogos con el barco y el coche, hasta ese final tan terriblemente espectacular, sorprendente y clásico, todo el guión funciona con precisión de relojero y la naturalidad y congruencia que solo los mejores contadores de historias pueden alcanzar.

Ayudan en todo esto los actores, que comparten con Polanski el peso de la película. Magistral Ewan McGregor en su papel de ese Negro sin nombre, esa figura de antihéroe, inteligente pero inocente, fuera de lugar en una trama que le queda enorme. McGregor controla las posturas (ese andar agazapado) y el guión destila en él muchas fuerzas para caracterizarlo a la perfección. El escocés demuestra un enorme talento dominando un papel difícil por lo sutil y lo comedido. No es interpretación de Oscar. Es más que eso. Como detalle, mirad la foto de arriba y analizad su expresión con detalle una vez hayáis visto la película. Lo que se puede sacar de su rostro, de su postura, es alucinante.

¿Y el resto? Tenemos a un Pierce Brosnan en estado de gracia, clavando a ese político decadente y arrogante que al tiempo ni siquiera sabe cómo ha llegado a ser quien es; a su esposa, Olivia Williams, que sinceramente dota a su personaje de una fuerza y una gracia con la que es imposible no empatizar. Magnífica. Junto a ellos un enorme número de caras conocidas, como Timothy Hutton, Kim Catrall, James Belushi o Tom Wilkinson, que mantienen el nivel del resto de actores principales. Destaco a Wilkinson y su dialogo con el Negro cuando este va a visitarle. Jamás se había mascado tanta tensión en una conversación tan correcta y educada.

Así que usad la aritmética. Una historia sencilla pero terriblemente bien llevada, un plantel de actores y personajes grandiosos, la mejor batuta en la dirección que se pueda alcanzar... Y ya os añado que la fotografía y la BSO están a un altísimo nivel también. Sumar, es fácil. Tenéis una película ejemplar, magistral.

En resumen: Obra Maestra.

LO MEJOR: Los actores, McGregor y Williams en especial. La portentosa dirección de Polanski. La coherencia y congruencia de un guión sencillo pero sutil y potentísimo. Y en realidad, prácticamente todo lo demás.

LO PEOR: Es una película inteligente, abierta, que no se lo da todo mascado al espectador. ¿Es eso algo malo? Puede que para quien busque un entretenimiento tonto y sencillo... Pero bueno, con esas la película resulta además endiabladamente entretenida, así que en realidad nada, en realidad no hay nada malo.

¿LA RECOMIENDAS?: Si. A todo al que le guste el cine, a quien agradezca que le traten con respeto e inteligencia, a quien disfrute con las una buena puesta en escena, y sobre todo, a los fans del cine de suspense, de Hitchcock o del propio Polanski. En realidad, la recomiendo a todo el mundo. Pero al grupo de personas que se suscriban a lo de arriba les OBLIGO a verla. O sufrirán... Las consecuencias.

No hay comentarios: